La transfobia por no ser “esencial” no ha sido incluida en las políticas públicas durante la pandemia

Podrías pensar que este tiempo particular, cuando hay tantas vidas que llorar y cientos de millones de personas en todo el mundo están desesperadas por recibir apoyo médico y económico vital, no es el momento apropiado para “politizar” cuestiones supuestamente “no esenciales”, tales como los derechos trans y el transfeminismo. Este sentimiento, sin embargo, es peligroso por varias razones.

Primero que todo, y como ha quedado horrorosamente claro, “esencial” es una designación política, más que material. No tiene vinculación directa alguna con el cuidado, la asistencia o la protección estatal. Como escribiera Sjatha Gidla,  conductora de subterráneo en la ciudad de Nueva York, en una nota de opinión para el New York Times, “no somos esenciales, somos sacrificables”[1]. Al mismo tiempo, esta clasificación de los derechos trans como “no esenciales”, y como un asunto que es inapropiado tratar durante la pandemia, es precisamente lo que los gobiernos del Reino Unido, los Estados Unidos y Hungría quieren que pienses. Aprovechándose de un momento de sufrimiento global, esos gobiernos están trabajando en apurar la aprobación de leyes que apuntan a las personas trans en general y a la niñez trans en particular. Los actos legislativos en sí son recientes, pero no te equivoques: son parte de una historia más larga de ataques contra las comunidades trans, una historia co-formada mutuamente por el clasismo, racismo, heteronormatividad,  deportaciones, colonialismo, y misoginia. Despojar a las personas trans de su seguridad laboral, de su reconocimiento legal, de su seguridad y de su libertad, y relegar el acceso trans a la salud como “electivo” o “perjudicial” es consistente con esos ataques. (Una vez más, la pregunta necesaria “¿no esencial para quién?” precisa ser formulada). Bajo las condiciones actuales de la política de desastre en la pandemia, el encuadre de los medios de vida trans como “no esenciales” es explotado peligrosamente para intensificar los ataques contra la prosperidad trans.

Urge atender a la pregunta fundamental por quiénes están siendo sacrificades en este momento, como parte de lo que revelan las respuestas a la pandemia en las líneas de falla sobre quién, y qué, es considerado esencial.[2] En otras palabras,  no es paradójico que, al mismo tiempo que las fronteras se cierran en todas partes y el desempleo está por las nubes, se haya trasladado a Alemania a trabajadores agrícolas migrantes de Rumania, en condiciones inseguras y con pagas ínfimas, quienes contrajeron  coronavirus y fueron culpables de diseminarlo, como nota Alyosxa Tudor. O que les primeres diez médiques del Sistema Nacional de Salud británico que murieron de coronavirus (y de la escasez de equipos de protección personal) hayan sido personas negras, asiáticas o de minorías étnicas, que hasta 90% de los negocios cuyos propietaries son personas de color han sido excluidos del Programa de Protección del Salario de los Estados Unidos. O que mientras que se presenta al “hogar” como el sitio figurativo y literal de la seguridad para la nación, la violencia doméstica en el Reino Unido ha incrementado al menos en un 25%, y que aquelles cuyo domicilio actual es el cautiverio en el complejo industrial penitenciario estén experimentando tasas exponenciales de infección. O, de hecho, que en el mismo momento en el que les manifestantes conservadores que protestan en Estados Unidos proclaman “mi cuerpo, mi decisión” como grito de batalla que llama a ignorar las precauciones sanitarias y a abrir la economía, las legislaturas en muchos estados de Estados Unidos estén usando este momento para restringir el acceso a los servicios de aborto. Estos puntos de tensión son solo un atisbo de las políticas de desastre puestas en movimiento por quienes están en el poder durante la pandemia.

Aquí en el Reino Unido, esas políticas de desastre están tomando como blanco a las personas trans, entre muchas otras.[3]  El 22 de abril, 2020, Liz Truss, la Ministra para las Mujeres y la Igualdad del Reino Unido, hizo una declaración ante el Comité Selecto sobre  Mujeres e Igualdades, estableciendo las prioridades para su trabajo futuro. La declaración de Truss, la cual encendió alarmas urgentes sobre los derechos trans en el Reino Unido, fue agendada muy probablemente de modo que mucha gente se la perdiera, opacada por un informe sobre 759 nuevas muertes en el Reino Unido ese día (llevando el número oficialmente registrado de muertes debido al coronavirus a 18,100).[4] En su declaración, Truss señaló tres “principios importantes” que guiarán la respuesta del Comité a la consulta del gobierno respecto a la Ley de Reconocimiento de Género:

En primer lugar, la protección de los espacios de un solo sexo, lo cual es extremadamente importante. En segundo lugar, asegurarse de que las personas transgénero adultas sean libres de vivir sus vidas como lo deseen sin temor a ser perseguidos, mientras mantienen los controles y equilibrios adecuados en el sistema. Finalmente … asegurándose de que les menores de 18 años estén protegidos de las decisiones que puedan tomar, que sean irreversibles en el futuro.

Al articular estos principios a través de un lenguaje engañosamente afirmativo (“las personas adultas transgénero son libres de vivir sus vidas como lo deseen …”), está claro que Truss está trabajando para camuflar los efectos reales y las intenciones de sus prioridades políticas. Lo que marcan sus principios es la próxima política gubernamental oficial que convertirá a las personas trans en una una amenaza grave para las mujeres y les niñes. En el modelo de Truss, las personas trans (que son solo y en todos los casos mujeres trans) son distintas de las mujeres y les niñes, y el trabajo del gobierno es “proteger” los límites de esta distinción. Como muches ya han argumentado de manera convincente, esta disección de las mujeres trans respeto de las otras mujeres es peligrosa para todas las mujeres, debido a la misoginia descarada de las razones por las que se discrimina rutinariamente a las mujeres trans en el empleo, la vivienda, la atención médica, el deporte y el apoyo gubernamental. Proteger a las mujeres trans contra la discriminación, por otro lado, sienta un precedente que protege contra la discriminación a las mujeres trans y a todas las demás mujeres.

Al mismo tiempo, lo que Truss está instalando es una imposibilidad legislativa: las personas trans, sugiere Truss, solo pueden ser adultas, ya que la propia infancia trans se convierte en una paradoja, una contradicción en sus propios términos. Una persona puede haber sido une niñe trans; pero nunca puede ser, simplemente, une niñe trans.[5] La declaración de Truss indica que el acceso de les niñes trans a servicios de afirmación de género (que son vitales para que les niñes trans puedan convertirse en personas adultas) estará bajo amenaza en el Reino Unido, y que se intensificarán los recorridos extensos, peligrosos y transfóbicos que les jóvenes trans tienen que atravesar para ser reconocides. Esta idea de que la transgeneridad es una amenaza para la niñez está basada en un pánico moral tan históricamente inexacto como hipócrita[6] Se basa en la afirmación de que les niñes trans, y las infancias trans, son un fenómeno “nuevo”. Sin embargo, tal como devela Jules Gill-Peterson en su libro fenomenal, Histories of the Transgender Child, esta suposición ignora el hecho de que les niñes trans han estado transicionando médica (y socialmente) por décadas. Les niñes trans no son algo nuevo y no van a desaparecer, a pesar de los intentos que hagan los gobiernos conservadores para eliminar legislativamente su existencia.

La tragedia de las políticas por venir en el Reino Unido crece exponencialmente debido a las políticas que buscan promulgarse a nivel mundial. En Hungría, un proyecto de ley que el gobierno está considerando pondría punto final a toda forma de reconocimiento legal para las personas trans. El proyecto de ley estipula que el género se defina como “sexo biológico al nacer” y no permitiría modificarlo. El ataque de Hungría contra las personas trans es solo la encarnación más reciente de la política anti-género de su actual gobierno de derecha. Ese ataque fue precedido por el cierre de los programas universitarios de estudios de género en el país, así como de la investigación académica sobre migración[7]. En toda América Latina, la segregación por género de la circulación para bloquear el coronavirus intersecta peligrosamente con la negación por parte de distintos gobiernos a reconocer la identidad de género de las personas trans, como informa Manuella Libardi para Open Democracy, y como Sonia Corrêa ha escrito para Engenderings.

En Panamá, por ejemplo, el marcador de género en la cédula de identificación oficial solo puede modificarse si la persona pasó por una cirugía de reasignación y, en consecuencia, muchas personas trans deben exponerse a situaciones en las que son hostigadas por otras personas, o en las que son multadas y detenidas por la policía, debido a que la información en su cédula no coincide con su género. En Estados Unidos, al mismo tiempo en que murieron

más de 78,000 personas y millones perdieron su seguro de salud laboral debido  al desempleo no registrado  el gobierno de  Trump está finalizando su evisceración de las políticas federales implementadas por Obama, las cuales protegían a las personas LGBT de la discriminación en el acceso a la atención de salud sobre la base del sexo y de la identidad de género. Además, en los últimos meses, los gobiernos de varios estados han introducido legislación, tal como la “Ley para la protección de menores contra la mutilación y esterilización” de Colorado, que busca criminalizar a les profesionales de la salud si brindan atención de salud (como bloqueadores de la pubertad u hormonas) a pacientes trans menores de 16 años. Al igual que la política futura en el Reino Unido, la legislación estadounidense que busca ilegalizar la atención médica a niñes trans y a quienes la brindan, se hace bajo la apariencia de protección infantil.

Uno de los aspectos más peculiares de la pandemia de coronavirus es que se pensó, al menos por un tiempo, que el virus no afectaba mucho a les niñes. Si bien se publican a diario nuevas pruebas de que hay niñes que se enferman y mueren a causa del virus, la suposición de que les niñes son inherentemente inmunes se ha presentado como un raro signo de esperanza en la prosperidad de las generaciones futuras, a pesar de estas circunstancias tan espantosas (y tan sistemáticamente exacerbadas).

Y, sin embargo, en este momento de inocencia (viral) de la infancia, los gobiernos del Reino Unido, EE. UU. y Hungría tienen un apetito voraz por el impulso de políticas dirigidas específicamente a les niñes trans. Parece que, si bien les niñes son un poco menos vulnerables al virus en sí, les niñes marginales, y les niños trans en particular, se están volviendo hiper-vulnerables a las políticas de desastre del virus puestas en marcha por los gobiernos conservadores.

*El Dr. Jacob Breslow es profesor de Sexualidad y Género en el Departamento de Estudios de Género de la LSE. Su área principal de investigación son las inversiones ambivalentes sobre la niñez en el contexto de los movimientos contemporáneos de justicia social de los EE. UU.: Black Lives Matter, transfeminismo, activismo juvenil queer, y movimientos anti-deportación. Su libro sobre esta investigación, que publicará University of Minnesota Press en marzo de 2021, se titula tentativamente Speculative Childhoods: Ambivalence, Belonging and the Psychic Life of the Child. Su trabajo se publica en Comparative American Studies (2020), American Quarterly (2019), Porn Studies (2018) y Transgender Studies Quarterly (2017).

+ Artículo original publicado en  https://sxpolitics.org/es/la-transfobia-no-esencial-de-las-politicas-de-desastre-en-la-pandemia/4846 Traducción de Sexuality Policy Watch [email protected]

[1] En el Reino Unido, donde les trabajadores esenciales están en la primera línea de fuego sin equipos de protección personal adecuados, la indignación contra el gobierno por el sacrificio de trabajadores clave ha llevado al surgimiento de una protesta semanal los martes, exigiendo que el gobierno y las empresas privadas protejan a todes les trabajadores clave y dejen de poner en riesgo a les trabajadores del servicio nacional de salud.

[2] También es importante prestar atención a quiénes se benefician de las muertes en masa.

[3] Para quienes puedan apoyar a las comunidades marginadas durante estos tiempos, hay muchas causas importantes a las que se puede donar, incluido el fondo de SWARM para trabajadoras sexuales en situación de emergencia, el Fondo de Ayuda y Situaciones de Emergencia QTIBIPOC del Reino Unido y el fondo de alivio de la pandemia para las personas LGBTQIA+ solicitantes de asilo.  

[4] Al momento de escribir este texto (el 7 de mayo), el número total de muertes oficiales en el Reino Unido acaba de superar las 30,000. Se supone que el Reino Unido tiene el mayor número de muertes por coronavirus en toda Europa.

[5] Vea el análisis de Kathryn Bond Stockton sobre la niñez gay fantasmal en The Queer Child para un argumento similar sobre las lógicas de la homofobia.

[6] Uno de los ejemplos más atroces de este posicionamiento de las personas trans como una amenaza para les niñes y la niñez es la campaña de video 2015 de la Campaña por Houston. Esta campaña buscaba impedir que las personas trans usaran los baños públicos, y sus videos (cuyos links no compartiré) evocaron una imagen del peligro que representan para las  chicas jóvenes esos ofensores sexuales que dicen ser mujeres trans.

[7] Para más información sobre políticas antigénero, explora la colección de escritos en Engenderings

 

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