“Me discriminaron por mi identidad de género en la Clínica Bupa de Santiago”

(Santiago de Chile, 07 de septiembre de 2021).-Fernando Ojeda, activista trans migrante asegura que sufrió discriminación y atropellos en la Clínica Bupa de Santiago, lugar donde además de desconocer su nombre social decidieron cobrarle como particular y no tomaron en cuenta su previsión de salud. Declara que prefiere no volver a urgencias a salvar su vida con esas personas.

El viernes 2 de abril de 2021, debido al dolor crónico que le genera la neuralgia del trigémino se retiró antes de su trabajo, “desde hace 6 años me diagnosticaron y en cuanto se generan estas crisis debo recibir ayuda en urgencias”. En compañía de su esposa Yuli a eso de las 18 horas se dirigieron a la Clínica Bupa de Santiago, una de las instituciones de salud que cubre su Isapre, “sabíamos que posiblemente no reconocerían mi identidad de género, sin embargo, fuimos y cuando ingresé enseguida me solicitaron mi número de carnet y allí empezó todo”.

La enfermera al darse cuenta que su nombre legal era femenino comenzó a buscar a esa persona y al responderle que era él,  prosiguió a interrogarlo repitiendo en reiteradas oportunidades su nombre muerto, mientras Fernando le explicaba que era una persona trans y solicitaba que respetaran su nombre social, ella insistía que los datos que aparecían en su carnet eran los que quedarían registrados, “en ese momento mi compañera le dijo que estaba en mi derecho de exigir ser llamado por mi nombre social en todos los casos. La enfermera le contestó que no veía un niño sino a un adulto y que yo podía hablar y que ella tenía que evaluar que era yo la misma persona del carnet”. Fernando en ese momento tenía tanto malestar que decidió responder con claridad cada una de las preguntas, describiendo sus síntomas y antecedentes sobre la neuralgia, “terminó dándome un brazalete con mi nombre muerto, que leería cada persona que me viera, exponiéndome al escarnio y vulnerando mi identidad, pero como me sentía mal me callé y deseé por un momento morirme”, pero decidieron no insistir a la enfermera para continuar con el protocolo y con la esperanza de lograr conseguir después que le llamaran por su nombre social en la pantalla.

Con respecto al uso del nombre social en establecimientos privados de salud, señala la abogada y activista trans Constanza Valdés en un artículo publicado por la Asociación OTD Chile, “el uso del nombre social se vincula directamente con el artículo 5º letra b) de la ley 20.584, que regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención de salud, que señala  lo siguiente: “b) Velar porque se adopten actitudes que se ajusten a las normas de cortesía y amabilidad generalmente aceptadas, y porque las personas atendidas sean tratadas y llamadas por su nombre. Esta disposición legal sirve de justificación normativa para todas aquellas personas trans que accedan a una clínica privada donde las circulares (Nº 34 del 2011 y Nº 21 del 2012, ambas emitidas por el Ministerio de Salud) …no tienen aplicación.”

Vale recordar que la identidad de género se encuentra regulada como categoría sospechosa de discriminación en la ley 20.609, conocida como la ley Zamudio.  Señala en este caso Valdés “De acuerdo con el artículo 1° de la citada ley, discriminación arbitraria es ‘distinción, exclusión o restricción que carezca de justificación razonable, efectuada por agentes del Estado o particulares, y que cause privación, perturbación o amenaza en el ejercicio legítimo de los derechos fundamentales establecidos en la Constitución Política de la República o en los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentren vigentes’. En este sentido, cualquier distinción, exclusión o restricción a la identidad de género de una persona y que carezca de justificación razonable, se podría catalogar de arbitraria. En el caso de las personas trans, el respeto a la identidad de género involucra tanto el uso de su nombre social como el respeto a la vestimenta que utilice de acuerdo a su identidad y expresión de género.”

“No puedes obligarnos a tratarte por quien no eres”

En la segunda casilla de ingreso en cuanto Fernando tomó el número de atención como no habían más pacientes en la sala, la persona del otro lado del mostrador le llamó y al igual que la enfermera anterior no sabía qué hacer con el nombre y expresión de género de Fernando, “me preguntó ¿eres tú a quien le pertenece el número? porque en la pantalla aparece una mujer, le dije sí, soy una persona trans, ese es mi nombre legal, pero quisiera que respetaran mi identidad”, de inmediato se acercó una persona que dijo ser la encargada y les mencionó que debían corroborar los datos una vez más, “es mi cédula -respondió Fernando con mucho dolor- allí aparece mi foto actual con otro nombre”. Su esposa se acercó para ayudar y enseñó al personal leyes y circulares en relación al nombre social, inclusive solicitó que las leyeran, pero en lugar de eso les hicieron esperar 40 minutos más ya que la persona encargada debía esperar que revisaran el caso, “luego me hicieron firmar una documento de consentimiento para menores de edad donde autorizaba el cambio de nombre de la planilla, les comenté que eso no procedía, pero me dijeron que era la única manera que encontraron para atenderme por mi nombre. Burocracia. Debieron darme un brazalete como mi nombre social desde el comienzo y así evitar que en cada paso tuviera que explicar mi identidad”.

Después de más de una hora con malestar por la neuralgia y luchando para que se respetara su identidad, Fernando rogaba que le atendieran. “Me llamaron para que me examinara el especialista de medicina general, con quien no tuve problemas. Al revisarme y consultar mis síntomas, le comenté lo crónico de mi dolor, los años que tengo padeciéndolo y mi historial médico, entonces, me dijo que si el dolor no bajaba debía quedarme para que pudieran controlarlo”. Sin embargo, el personal y enfermeras continuaron cuestionando su identidad, entre los comentarios escuchaba “tienes que ir al Registro Civil y cambiar tu nombre, o ir al 3er piso en días hábiles para que estas cosas no te pasen. No puedes obligarnos a tratarte por quien no eres”, mientras Fernando se retorcía de dolor en la camilla, ya sin ganas de defenderse solo alcanzaba a responder “todo eso lo sé, gracias”.

Fernando no ha podido rectificar su nombre y sexo registral mediante la ley 21.120

Si bien el Estado de Chile desde diciembre del 2019 reconoce legalmente a las personas trans (binarias) extranjeras, mediante un trámite administrativo en las oficinas habilitadas del Registro Civil dispuesto en la ley de identidad de género (21.120), esta solo contempla según el artículo 7 a quienes acrediten su permanencia definitiva e inscriban su certificado de nacimiento en el registro.

De acuerdo al análisis cuantitativo de la ejecución de la ley 21.120 de la organización Dyversia, hasta noviembre de 2020 contabilizaron que 24 personas extranjeras rectificaron su nombre y sexo legal en Chile, sin embargo, no existen otros estudios, investigaciones y/o censos que revelen cuántas personas trans migrantes viven actualmente en Chile, cómo viven y  qué ocurre con quienes no han podido cambiar su nombre y sexo legal (género).

Nacionalidad de las personas solicitantes de rectificación de sexo y nombre registral. Análisis cuantitativo de la ejecución de la Ley de Identidad de Género, a un año de su implementación (2020).

En relación a Fernando Ojeda, a pesar de que cumple con su permanencia definitiva y tiene su acta de nacimiento, esta no ha podido inscribirla en el Registro Civil porque antes debe apostillarla, alega que debido a la crisis venezolana este trámite resulta imposible. De hacerlo en el Consulado de Venezuela  debe regirse a un sistema corrupto que le exige pagar entre 80$ (dólares) y 200$ (dólares) por documento, montos arbitrarios que establecen las autoridades encargadas en el momento. Además, para apostillar el acta esta debe estar previamente legalizada en Venezuela,  y para eso debe antes 1) certificar la partida de nacimiento en el Registro Civil del lugar donde se inscribió su nacimiento. 2) registrarse en la plataforma electrónica Saren, 3) solicitar una cita según la terminación de su cédula de identidad venezolana, 4) acudir a la oficina que le corresponda según la cita pautada, 5) esperar el día que le indiquen para retirar el documento legalizado. Comenta que estos pasos podría saltárselos, aunque sometiéndose nuevamente a la corrupción de pagar en dólares a alguien que le haga el trámite en Venezuela y sin seguridad de lograrlo.

Fernando mediante una carta pública en 2020 denunció que ha sufrido percances debido a que su carnet de identidad tiene un nombre y género que ya no le corresponden. Tal como lo que vivió el 9 de junio cuando Carabineros hiciera control de identidad en la micro en que viajaba, “ni mis años de empoderamiento, ni mis luchas como activista me prepararon para ese momento en el que el funcionario a cargo (…) dijera a viva voz un nombre y un género que no son míos, además de la reacción de este  por no entender que pasaba (…) de donde pude saqué la voz y sólo dije, no he podido cambiar mi nombre pues soy venezolano. Luego de reforzarme su autoridad diciéndome ‘¿Seguro caballero o dama o tendré que llevarlo a verificarlo?’. Tuve que decir, ‘sí, caballero este es mi carnet y ese es el nombre que tengo’ (…) algo que es rutina para muchas personas, hoy se ha convertido en indignante y aterrador para mí. Y esto no es justo”.

Según explica José Manuel Simons, jurista y activista en Migración Diversa “el caso de Fernando es uno de los casos más visibles de discriminación de las personas trans migrantes en Chile, que difícilmente han podido cumplir los requisitos -además burocráticos- para poder acceder a la ley de identidad de género. El Estado ha reconocido que Venezuela vive una crisis institucional profunda, reconociendo así que las personas no tienen acceso oportuno y digno a estas. Además aprueba una ley de género netamente nacionalista, desconociendo la realidad que viven las personas extranjeras en su países. Hay personas que llegan a Chile y no tienen acceso a sus documentos, como quienes vienen de Cuba, Corea del Norte, es imposible que se les pida un acta de nacimiento apostillada, incluyendo a Venezuela, donde también existe una dificultad enorme para que las personas obtengan documentación básica como; cédulas de identidad, partidas de nacimiento, pasaportes y demás, y ante esto el Estado de Chile omite y se hace la vista gorda en lugar de ayudarles. En vez de emitir un montón de circulares, tanto el Registro Civil, Minsal, Mineduc, entre otras instituciones respecto a reconocer la identidad de genero, nombre social, deberían admitir que la ley 21.120 tiene errores que perjudican a las personas trans extranjeras, quienes siguen viviendo discriminación así exista la ley, ya que esta funciona parcialmente y además establece mecanismos y procedimientos arbitrarios, administrativos y judiciales que no reconocen los derechos de todas las personas sin discriminación”.

De acuerdo a lo que señala Simons el Estado de Chile está al tanto de la imposibilidad de obtener documentos en Venezuela, por esa razón en el años 2019 dictaminó la Resolución Exenta  Nº 2087 que reconoce los pasaportes vencidos de las personas venezolanas, extendiendo su vigencia hasta abril de 2021.

¿Qué es la neuralgia del trigémino?

Para entender los dolores de Fernando, Javi Orellana, especialista en medicina general con enfoque de género describe “las neuralgias son un tipo de dolor específico producido por la alteración de un nervio, es frecuente sentir ardor en la piel, dolor punzante y sensación de descarga eléctrica. El trigémino es el nervio encargado de la sensibilidad del rostro, parte del cuero cabelludo y la boca, esto quiere decir que cuando se toca la piel del rostro o nos lavamos los dientes el nervio trigémino se activa y envía la sensación al cerebro. En el caso de la neuralgia al trigémino el dolor es muy fuerte, algunas personas describen que es uno de los dolores más intensos que se pueden diagnosticar en la cabeza, incluso puede superar el dolor de una migraña. Normalmente no genera un dolor constante durante el día y varía de intensidad según la persona, pero sí puede producir crisis de dolor muy intensas que no disminuyen con los medicamentos que se tienen en el hogar y en ese caso se recomienda ir a urgencias para manejo del dolor. En algunos casos el dolor es tan fuerte que es invalidante para la persona”.

También se puede leer en la web del National Institute of Neurological Disorders and Stroke  que la neuralgia del trigémino es una afección dolorosa crónica que le causa al paciente ardor extremo, esporádico y súbito o dolor facial que dura desde unos segundos hasta 2 minutos por episodio y la intensidad del dolor puede ser física y mentalmente incapacitante.

“¿Naciste con pene o con vagina?”

Cada vez que entraban a controlar su dolor y aplicarle medicamentos, le hacían preguntas incómodas y comentarios peyorativos, “tú entonces quieres ser mujer, y te cambiaste el nombre, entonces, quieres que te llamemos en femenino”, otra persona le decía, “¿naciste con pene o con vagina?” y otra afirmaba “no tienes nada, ya tienes muchos medicamentos, yo creo que deberías irte a la casa”, frente a esa terrible aseveración Fernando vio que eran las 2 de la mañana y que no había atendido un especialista en neurología comentó “es muy tarde y así no puedo regresar a mi casa, a lo que me respondió la enfermera, pero ¿no es que eres un hombre? no pasa nada, tomas un taxi, afuera hay autos, de alguna manera resolverás como llegar”, en ese punto ya sin fuerzas y con medicación decidió guardar silencio.

Leonel Catoni, psicologue y coordinadore de Salud de OTD Chile cuenta que es indignante que centros de salud, públicos y privados aún no se hagan cargo de entregar una atención adecuada a las personas trans, que no tomen medidas para educar a su personal en relación con la identidad de género y no ejerzan sanciones necesarias cuando se discriminen o violenten a las personas trans. “El respeto a la identidad de una persona no puede estar sujeta a la voluntad o el juicio particular del personal de salud, es un deber dentro de sus funciones atender en un marco de respeto a todas las personas dentro de las normativas vigentes y de derechos humanos. Instamos a estos centros de salud a capacitar a su personal en materia de DDHH e identidad de género; ya que cada vez que se produzca un hecho de discriminación o violencia a una persona trans, utilizaremos todos los canales que sean necesarios para erradicar esta violencia, y poner fin a esta barrera de acceso a la salud que nos afecta profundamente a las personas trans en el ejercicio del derecho a la salud”.

Fernando describe que se sintió vulnerable y casi de papel frente a esas personas, lo único que pudo hacer cuando lo atendían era intercambiar mensajes por teléfono con su compañera, a quien además le prohibieron acercarse a él y comunicarse con el equipo médico, por eso mientras estaba en la Clínica Bupa nunca pudo conocer sobre su estado de salud.

A eso de las 3 de la mañana se acercó un especialista en neurología y le preguntó a lo lejos qué tenía, Fernando le contó sobre su historia clínica y sobre la neuralgia, “me dijo que me indicaría tratamiento y que necesitaba bajar el dolor y que ya después de todo lo que me habían colocado no podían usar nada más, que pasaría a medicina oral. Esto concordaba, con lo que me dijo el médico general, así que pensé que pasaría la noche en la clínica”. Minutos después entró un especialista de medicina general, repitiendo lo mismo que había dicho el neurólogo, pero, en lugar de hospitalizarle comentó que le daría el alta, aunque Fernando insistió que seguía con mucho dolor, este procedió a culminar los trámites para que se fuera.

Después de lo indicado la misma enfermera que dudaba desde un comienzo sobre su dolor e identidad le aseguró que como ya estaba bien tenía que abrir los ojos y sentirse mejor, “después de todo lo que me habían puesto ella alegaba que era imposible que me sintiera mal, recuerdo haberle respondido, creo que necesitas aprender mucho más para estar aquí, te falta empatía respecto al dolor de los pacientes y también aprender a tratar a las personas trans.”

Pasado el percance con la enfermera le dieron una silla de ruedas para que esperara. Adolorido e indignado Fernando se negó a permanecer allí, como pudo se levantó y pidió su licencia médica, pero el doctor le respondió que si se sentía mal que se quedara, “le dije no quiero estar un minuto más en esta clínica, prefiero morirme”. Tomó su licencia y caminó por el pasillo buscando desesperadamente a su compañera para escapar de lo que había vivido, aunque en lugar de acabarse al salir e intentar cerrar la cuenta, otra persona del personal administrativo como no supo qué hacer en relación a su nombre y género, de manera arbitraria definió que la cuenta era particular y no tomó en cuenta la previsión de salud de Fernando, quien con dolor a las 4 de la mañana y en plena cuarentena total tuvo que exigir de nuevo sus derechos y salir en busca de un taxi, “la única persona que empatizó con mi esposa y conmigo fue el guardia del estacionamiento, quien amablemente llamó a un amigo que tenía un colectivo y así pude irme a casa. Después de haber asistido a una clínica que mi previsión paga y recibir tales atropellos y discriminación no quiero volver a urgencias a salvar mi vida con esas personas, con honestidad prefiero morirme.”

Fernando pasó el sábado 3 y domingo 4 de abril con dolor intenso y en la noche del lunes sufrió otra crisis incapacitante y vómitos. Fue llevado por su esposa, según relata, a urgencias de la Clínica Redsalud Providencia donde recibió tratamiento hasta el martes 6 de abril, sin embargo, otra persona amiga fue quien debió firmar ya que él y su compañera le deben a Clínica Bupa 300 mil pesos, consecuencia del ingreso arbitrario donde no tomaron en cuenta su prestación de salud. Hasta el término de esta crónica las autoridades de la clínica no han dado a conocer su versión, pero Fernando quien introdujo un reclamo recibió una respuesta 14 días más tarde, el 20 de abril,  donde se leía “…podemos afirmar que el manejo y atención clínica estuvo acorde a la condición del paciente en el momento del ingreso.”

 

Diosceline Camacaro Martínez, periodista de OTD Chile / Ilustraciones de Camilo Jerez

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