Traducción del artículo original en Vice.
Es la favorita a ganar en la categoría de Mejor Película Extranjera durante la ceremonia de este domingo, pero su impacto se extiende más allá de la Academia.
Al principio de la película de Sebastian Lelio nominada al Oscar, “Una mujer fantástica”, Santiago, la capital de Chile, parece ser un lugar donde una persona que se identifica como trans puede tener una cita y ser tratada con el mismo respeto que merecen todos. La protagonista de la película, Marina, interpretada por la actriz trans Daniela Vega, cena en un restaurante junto a su pareja Orlando; ellos se besan, acarician y a nadie le molesta.
Este momento de felicidad es efímero para Marina, ya que durante el resto de la película ella narra las dificultades que debe enfrentar después de la inesperada muerte de Orlando y como aquellos que la rodean desprecian su relación y al mismo tiempo critican su identidad. Hoy es la favorita para llevarse el premio a Mejor Película Extranjera en los Oscar de este domingo.
En Chile ha tenido una gran repercusión, especialmente con los espectadores trans. “Es una historia que es tan humana que habla de amor, pero al mismo tiempo ahonda en la discriminación que recibe una persona trans. Esto es algo que se ve todos los días en nuestra comunidad”, dijo el activista trans, cineasta y fotógrafo Andy González.
La nominación al Oscar de “Una mujer fantástica” junto con la aparición de Daniela Vega como la primera presentadora trans en la ceremonia, se produce en un momento importante para los derechos trans en Chile. Durante julio de 2017, la ley de identidad de género (que permite que las personas trans cambien su nombre y género sin la necesidad de un permiso judicial o una cirugía de confirmación de género) fue aprobada por el Senado para su revisión. Luego fue enviada a la Cámara de Diputados, la cual aprobó el proyecto en enero de este año, por lo que regresó al Senado en donde está pendiente su fase final de aprobación.
Es una legislación que el gobierno ha mantenido en debate por un periodo exasperantemente largo. “Ha sido un proceso muy largo y avanza lentamente”, dijo Franco Fuica, Vicepresidente de la asociación que lucha los derechos trans OTD Chile.
Personas, organizaciones LGBT+ y grupos tales como la Amnistía Internacional se han manifestado y protestado para catalizar un cambio político en el país. Ellos aseguran que la Ley de Identidad de Género es imprescindible pues es un derecho humano básico, ya que sin esta ley las personas trans son expuestas a discriminación, a marginación social y profesional, pero Chile es un país notoriamente conservador y hasta hace muy poco ha comenzado a cambiar las políticas públicas draconianas arraigadas por una dictadura militar de 17 años que respaldaba los valores tradicionales de la iglesia católica romana.
A pesar del retorno de la democracia en el año 1990, la ideología política de la dictadura aún atrae el apoyo de la elite, que ha dificultado la batalla para los defensores de la Ley de Identidad de Género (que incluye a la presidenta actual de Chile, Michelle Bachelet) para llevarla a cabo.
El cambio es lento; el aborto se prohibió y criminalizó hasta el año pasado, el Acuerdo de Unión Civil entre parejas del mismo sexo se legalizó en el año 2015 y la Ley de Matrimonio Igualitario aún se encuentra en debate en el Congreso.
“Ellos pueden enviar a hombres transgénero a un ginecólogo o examinar a mujeres transgénero tocando sus genitales. Y como si todo eso no fuese suficiente, ellos podrían pedir una prueba de ADN, lo que es absurdo. El proceso toma tiempo, e incluso luego de realizar todos los exámenes, pueden decir que no”
Hoy en día en Chile las personas transgénero dependen de las decisiones de los jueces para cambiar de manera legal su identidad de género, proceso que puede tomar mucho tiempo, además de ser riguroso y frustrante. Alessia Injoque, una activista transgénero y columnista, no ha cambiado su nombre legal, puesto que siente que el proceso actual es degradante y una pérdida de tiempo: “El cambio de mi nombre legal está completamente en las manos de un juez, quien puede decidir si nos debemos someter o no a exámenes médicos humillantes. Ellos pueden enviar a hombres transgénero a un ginecólogo o examinar a mujeres transgénero tocando sus genitales. Y como si todo eso no fuese suficiente, ellos podrían pedir una prueba de ADN, lo que es absurdo. El proceso toma tiempo, e incluso luego de realizar todos los exámenes, pueden decir que no
El efecto de que se nos niegue o imposibilite cambiar de manera legal nuestro género y nombre, está documentado en la película; Marina is forced to show her ID, en el que se muestra su nombre legal a un policía que se niega a reconocerla como mujer transgénero. “En la película, todos los aspectos legales son una realidad para las personas transgénero”, afirma Alicia. Además, agregó: “Al conducir, tengo miedo de que me detenga un policía, cosa que aún no me ha sucedido, pero ¿podrían sospechar de que tengo una identificación falsa? Cada vez que viajo fuera de Chile tengo problemas en el paso fronterizo. Ellos me preguntan: “¿Por qué no te cambias el nombre?” y yo les digo “Bueno, me encantaría hacerlo…”
Lo que complica aún más las cosas es que la ley de registro civil dice que el nombre debe ser concordante con el sexo registral. Esto significa que para Alessia, una simple escritura unilateral no es una opción, ella señala: “Mi nombre legal es Alejandro”. Daniela Vega también ha sido muy crítica debido a la falta de cambio en las políticas. En una entrevista con la revista CARAS la actriz señaló: “Salgo de Chile a representar a mi país con un nombre masculino en el pasaporte y eso me trae problemas”.
En marzo, el gobierno progresista con tendencias izquierdistas de Michel Bachelet (el mismo que ha logrado avanzar en diversas políticas públicas) será reemplazado por el gobierno conservador de Sebastián Piñera, quien fue electo presidente por segunda vez. Lideró el país antes de Bachelet desde 2010 al 2014 e hizo muy poco por la comunidad LGBTI+; lo que es aún peor, Piñera ha mostrado abiertamente su desacuerdo con proyecto de ley de identidad de género. Dentro de sus dichos más controversiales se encuentra el comparar la identidad de género y el cambio de nombre y sexo registral con el cambio de “una camisa que uno se cambia todos los días”.
Es probable que Piñera mantenga las reformas y propuestas sociales populares. Andy señala que: “Es muy poco probable que el gobierno de Piñera las elimine, pero creo que sí serán retrasadas o detenidas por otros cuatro años”. El tiempo es oro para muchas personas transgénero en Chile que aún no pueden cambiar su nombre y género legal. Daniela Vega ha mencionado la urgente necesidad de aprobar el proyecto de ley de identidad de género: “…porque hay personas muriendo. Deciden suicidarse”.
Sin importar si “Una mujer fantástica” obtenga o no el galardón el próximo domingo, la película ha sido capaz de mostrar las dificultades que enfrentan las personas transgénero en Chile y el reconocimiento internacional del filme le ha entregado a los activistas del país el apoyo y empatía que tanto necesitan junto a la comprensión de los problemas y derechos de las personas trans. Según Franco “La película es muy importante” y añade que “Si Chile gana el Oscar debido a este filme, gracias a Daniela Vega, significaría un gran avance para que las personas trans puedan vivir una vida mejor”.
Una mujer fantástica se estrena el próximo 2 de marzo en los cines del Reino Unido.