(Santiago de Chile, 8 de febrero de 2021).- La comunidad OTD Chile y las familias que la conforman se encuentran en consternación ante el trágico suceso que significa la muerte de Valentín Quezada, joven trans masculino de 25 años, amable y cariñoso, quien cursaba cuarto año de medicina veterinaria y era voluntario en un centro de rescate para aves. Como organización brindamos todo nuestro apoyo a sus familiares y esperamos que se clarifique a la brevedad la muerte de nuestro compañero.
Es fundamental señalar que la desaparición de Valentín fue el miércoles 2 de febrero a eso de las 4 de la tarde, la denuncia por presunta desgracia fue informada el jueves 3 de febrero y recién su búsqueda la PDI la inició el sábado 5 de febrero, luego de transcurrir 72 horas de su desaparición, bajo el pretexto que no podían hacer nada porque no había fiscal a cargo, es decir, un proceso ajustado a derecho: burocrático y negligente. Mailen Quezada, una de sus hermanas indicó “Nosotros denunciamos el jueves, el viernes no se hizo nada y el sábado y domingo llamamos para preguntar y nos decían, ‘soy la detective de turno, no llevó el caso, así que no puedo hacer nada’. Cómo es posible”.
Entendemos que hay que utilizar los recursos de forma eficiente y no pueden buscar a todas las personas que se reportan como desaparecidas en el mismo momento porque no existe capacidad policial, porque las personas pueden aparecer perfectamente, pero estamos hablando de que las personas de las disidencias sexo-genéricas y mujeres son poblaciones que se encuentran en constante riesgo y las primeras horas de búsqueda son cruciales. Es importante resaltar además que como comunidad rara vez contamos con la difusión en medios de comunicación masivos para apoyar en la búsqueda de una persona trans desaparecida. Lamentablemente solo brindan espacio cuando algo fatídico ocurre, en este caso la muerte de Valentín.
La aparente falta de interés tiene su raíz en que lo trans sigue percibiéndose como “lo otro”, “lo raro”, “lo de segunda”, quienes importan menos que las demás personas, quienes “se la buscaron”. Somos ciudadanía de segunda categoría, y esto es perpetuado por la indiferencia y el desconocimiento de las realidades trans, a esto debemos sumar que si se es pobre y/o se vive en regiones, o eres migrante, la vida vale menos para este sistema cisheteropatriarcal que continúa empujando a cientos de jóvenes trans a la depresión, marginalidad, discriminación y exposición a distintas violencias frente a la mirada indolente de una sociedad que continúa culpando a las víctimas e ignorando la importancia de sus vidas y el respeto de sus nombres e identidades diariamente. Por eso visibilizar, empatizar y educar se convierten en un asunto de vida o muerte.
¡La vida de las personas trans importa! por eso exigimos a la autoridades que se esclarezca la muerte de Valentín, encontrar a la(s) persona(s) culpable(s) de haber sido víctima de trans odio y si se trata de un suicidio entonces es necesario que las nuevas autoridades prioricen la salud mental de las personas de las disidencias, porque el remar contra la corriente para poder ser une misme es profundamente pesado y difícil, y más en una sociedad discriminadora, querer dejar de vivir es una idea constante que se lleva a muchas personas de nuestra comunidad, por lo que es vital impulsar políticas públicas que construyan proyectos de justicia social, para lograr la igualdad, equidad, inclusión y reconocimiento de las disidencias de sexo y género, es un tema de vida o muerte.