Ayer lunes día 23 se conmemoró en la comuna de Recoleta el día mundial contra la homofobia, la lesbofobia y la transfobia que organizó el Programa de Género y Diversidad Sexual de dicho municipio, donde su encargado, Claudio Riveros dio el inicio a este simbólico y significativo acto ante las autoridades y sociedad civil presentes. Se desplegaron las bandera trans y del arcoíris en el frontis del emblemático edificio municipal.
En el acto conmemorativo se inauguraron los primeros baños sin género donde cualquier persona tendrá libre acceso, sin distinción ni exclusiones.
Durante la presentación, nuestre presidente, Michel Riquelme, se refirió al triste y repudiable crimen de odio de una mujer trans, diciendo que “el asesinato de Odalis Parrales, mujer trans, inmigrante, trabajadora sexual, muerta a manos de un hombre el pasado 20 de mayo en la comuna de Santiago, es fiel reflejo de la violencia diaria que esta sociedad pareciera no cuestionar ‘naturalizándola’”. (Para leer el discurso completo, dar click en el presente link).
Además, se ha hecho hincapié en las violaciones a los derechos humanos, materializadas en agresiones y discriminaciones diarias en Chile, en razón de la orientación sexual e identidad de género distinta a la heteronormada, sufriendo constantes vejaciones, en diferentes ámbitos, como el de la salud en donde se exigen certificaciones psiquiátricas y psicológicas antes de brindar un legítimo derecho y trato igualitario.
La Municipalidad de Recoleta es el primer municipio en tener baños sin género.
Celebramos la apertura del municipio para promover la inclusión y no discriminación, como un acto de buenas prácticas a replicar por los demás municipios de todo el país.
Para finalizar, dejamos un extracto del emotivo discurso que leyó Armando Escoffier, miembro activo de OTD Chile y papá de une adolescente trans:
Hace ya aproximadamente 3 años que mi hija adolescente se acercó a nosotros, sus padres, para contarnos que él no se sentía él, que su identidad no estaba de acuerdo al sexo que se le asignó al nacer, a lo que nosotros, el colegio y sus amigos le trazábamos como forma de comportarse, a los roles y al papel que pretendíamos que desempeñara. No. Estaba en otra representación. A la hora del reparto no había un papel para ella. Para incluirse trataba tristemente de desempeñar su rol masculino mal actuado, y provocaba rechazo y burlas cuando inevitablemente aparecía su esencia y su identidad real.
Desde muy pequeña se hacía evidente su tendencia más hacia lo femenino que hacia lo masculino… Partimos haciendo juntos natación, luego, para endurecer el carácter, kárate, entretanto algo de fútbol, pero no… su alma no estaba ahí. Estaba en los vestuarios femeninos, en los peinados. Su fascinación eran los pelos largos para poder peinarlos. Dibujar niñas y princesas. Se dio cuenta que al decir que se llamaba Loreto o Francisca causaba escozor entre los presentes, entonces decía que se llamaba “criatura”.
Yo me sentía preparado para que me dijera: “papá, soy homosexual”, pero cuando nos planteó que no se sentía niño y que se acercaba mucho más a la idea de sentirse niña, mi entendimiento llegó a cero… Le expresé mi apoyo incondicional, pero ¿apoyo a qué? ¿cómo?.. Ella, con sus 13 años, debió notarlo porque nos invitó a su pieza, encendió el computador y nos dio una pequeña charla de 10 minutos para explicarnos, video mediante y especialmente a mí, qué era una persona transgénero y que ella, a su edad, tenía la opción de tomar inhibidores hormonales y luego hormonas, y que, yendo más lejos, podía decidir hacerse una adaptación genital.
Y así empezó mi viaje, mi propio tránsito, desde la profunda oscuridad, también desde el profundo amor.
Casi en un abrir y cerrar de ojos estábamos conversando con las personas de OTD y sacando boletos a la comprensión, para más adelante comenzar a remar juntos.
Cuántos niños, niñas y niñes tienen que estar permanentemente representando un papel que no son, para tratar de encajar en una sociedad que absurdamente sin ninguna explicación lógica, enclavada en el miedo a lo distinto, les rechaza, se mofa y les excluye, ahogando la más vital de las libertades, negando uno de los más fundamentales derechos, el derecho sencillamente a “ser”, tal cual cada une es.
Cuántos adolescente y adultes ven cercenadas o limitadas sus posibilidades educacionales y laborales porque su identidad de género no se ajusta a la tiránica normativa que obligan sus genitales, desconociendo la fundamental construcción cultural e identitaria que implica el género.
Hoy puedo ver a la distancia el desconocimiento brutal que tenemos sobre la sexualidad humana, y digo “brutal” porque la ignorancia también puede causar daño.
Hace pocos días atrás fue encontrada muerta una mujer trans en las calles de Santiago. La mano asesina que empuñó el cuchillo se deslizó en la oscuridad de la noche. La misma oscuridad que llevó a Litzi a ejercer el comercio sexual. La misma oscuridad que la protegía de la exclusión laboral. La misma oscuridad que cobijaba a Litzi, su verdadero ser, porque a la luz del día ella estaba excluida. A la luz del día sus papeles indicaban el nombre de otro ser, que no era ella, un papel que no podía representar y una dicotomía que la dejaba fuera de la norma social.
¿Cuántas más Litzis tendrán que morir para comprender que estamos ante un problema básico de derechos humanos? ¿que excusarse con el argumento que la población trans es poco numerosa, en comparación a otros problemas de alta masividad, es impresentable a la luz de los hechos?
La necesidad de legislación y políticas públicas que protejan las identidades trans se hace cada vez más urgente, como asimismo la necesidad de educar e ir contribuyendo a una cultura que reivindique el respeto y la valoración de las identidades de género.
En esa dirección, aplaudimos y celebramos la iniciativa de este municipio de inaugurar baños sin diferenciación de género. Un paso adelante en el respeto a la diversidad y un nuevo e innovador hito en inclusión social, como ya nos está acostumbrando la Municipalidad de Recoleta. Asimismo reafirmamos nuestra disposición a trabajar en conjunto un proyecto educativo que apunte desde los colegios a combatir la desinformación, la estigmatización y la violencia hacia el mundo trans. Lograr hacer comprender que en la diversidad está la riqueza, que la libertad de las identidades de género es un derecho inalienable que hace que cada una, uno y une sea un tesoro valorado en toda su dimensión, y que solo puede enriquecer y potenciar una sociedad.
Un proyecto educativo que nos lleve a viajar desde la profunda oscuridad y desde el profundo amor hacia el respeto y la valoración de las identidades trans.
Muchas gracias.