(Santiago de Chile, 22 de octubre de 2020).- En el marco del Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans queremos reflexionar acerca del estado actual de la materia en nuestro país y celebrar algunos logros que hemos ganado en esta lucha internacional por la despatologización de las identidades trans.
La fecha del 22 de octubre fue tomada de la campaña creada por Stop Trans Pathologization (STP) que es una plataforma que se creo en impulsar acciones por la despatologización trans en diferentes partes del mundo.
Llamamos patologización al proceso de identificar un rasgo físico o mental, un hábito, una práctica, un modo de vida, sobre una persona y población, calificándoles como enfermos –en comparación con otros grupos humanos identificados como sanos. En este sentido, las personas trans solemos ser vistas como personas enfermas o que necesitamos la venia de mediques y psicologues / psiquiatres para poder desarrollarnos como ciudadanes y decidir sobre nuestros cuerpos.
La patologización no solo es una manera muy frecuente y perniciosa de ejercer la estigmatización y la discriminación, sino también una manera muy habitual de justificarla.
Despatologización son todos aquellos esfuerzos desplegados en favorecer los procesos de avance en temáticas de equidad en derechos humanos, integrando a las personas trans como ente transformadores de realidad, ya sea en la dimensión política y social, involucrando compromiso, logística, economía, racionalidad e incorporando elementos relevantes dados como la clase, género, etnia, orientación sexual y el amor como motores de lucha ante las desigualdades que la discriminación genera, producto de una construcción social enmarcada en un contexto determinado.
Podemos celebrar una Ley de identidad de género (21.120) que reconoce nuestra identidad desde una perspectiva de DDHH, mediante un trámite administrativo en el registro civil, pero claramente es una ley perfectible que no incorpora a menores de 14 años, ni a personas no binarias y vulnera el derecho humano a formar una familia obligando a personas trans a divorciarse para realizar el cambio de nombre y sexo registral, además de presentar otra falencias que denunciamos en un comunicado con fecha del 27 de diciembre de 2019. Sin embargo, en su aspecto positivo ha permitido a muchas personas trans el reconocimiento legal de su identidad de género.
A partir del año 2022 debería comenzar la implementación del CIE–11 (Manual Diagnóstico de la Organización Mundial de la Salud), en este manual en su versión 10, el diagnóstico que se les asignaba a las personas trans era F.64 Transexualismo. En la versión 10, se encontraba en las categorías de trastornos mentales que justificaba que las personas trans tuviéramos que ser evaluadas psicológica y/o psiquiátricamente para validar nuestra identidad, en cambio, en el CIE–11 pasa a denominarse incongruencia o discordancia de género y estar en la categoría de condiciones relacionadas con la salud sexual, cuestión que ya no justificaría la patologización y diagnóstico de la identidad de genero por profesionales de la salud mental como psicologues y psiquiatras.
Por lo tanto, paulatinamente nuestra comunidad ha conseguido dejar de pedir autorización o validación médica para demostrar nuestra identidad y exigir nuestros derechos humanos como cualquier otra persona cisgénero.
Actualmente estamos ad-portas de un plebiscito, para dar paso a la elaboración de una nueva constitución, que esperamos nos incorpore a todes y que las necesidades de la población trans estén incorporadas y la diversidad sea vista como la regla y valor de nuestra naturaleza humana.
Tendremos que exigir derechos de los cuales actualmente aún estamos excluides, como el derecho a la salud en donde proponemos desde OTD Chile reclamar un “Programa Nacional de Salud Trans” que dé cobertura universal en el país a necesidades de salud sexual específicas de nuestra población como: terapia de reemplazo hormonal, acompañamiento psicosocial decidido autónomamente, cirugías de retiro e implante de pechos, genitoplastias, entre otras prestaciones. Esperamos que exista un hospital de referencia, como mínimo, por cada servicio de salud del país, con financiamiento estatal como cualquier otra prestación de salud, con una vía clínica actualizada que incorpore a personas trans no binaries, sin patologización y en donde cada persona trans pueda decidir que procedimientos necesita y acordarlo mediante un consentimiento informado y no mediante la decisión o pase de une psicologue o psiquiatra. Y que por supuesto, los funcionarios de salud estén capacitades en totalidad, en materias de género y diversidad sexual. De esta manera, exigimos el derecho a la salud para que no mueran más compañeres en las salas de espera, no nos nieguen la atención de salud, respeten nuestro nombre social como un derecho y no un favor, y que les mediques que nos atienden respeten nuestra identidad aunque no sea normativa ni binaria, y que podamos tener el poder de decisión absoluto sobre cada procedimiento médico que requiramos, poniendo fin a las esterilizaciones forzadas de personas trans masculinas y no binarias porque suponen que tenemos que renunciar a la posibilidad de tener hijes o abortar. Tenemos que reclamar nuestros derechos sexuales reproductivos y no reproductivos.
Así como también, debemos reclamar todos los demás derechos humanos que nos han negado históricamente, a través de políticas públicas como una “Ley integral trans” para toda la población trans (travestis, mujeres trans, trans masculinos, trans no binaries, entre otres), que contemple medidas afirmativas en áreas de salud, trabajo, educación, vivienda y reparación de daños por la violencia estructural recibida por la falta de reconocimiento, invisibilización, marginación y discriminación encubiertas por parte de los aparatos del Estado.
En este día por la despatologización llamamos a celebrar nuestras victorias y avances en derechos, también a la unidad para exigir y luchar por nuestros derechos aún negados y para poder desarrollar libre y dignamente nuestra identidad.
Unidad de Salud, coordinadore Leonel Catoni.