Cuando una persona trans decide socializar y expresar su identidad suele ser uno de los pasos más importantes y fundamentales para su vida. Aunque existen múltiples manera de hacerlo, la reacción de la familia y les seres querides siempre marcará su historia, para bien o para mal. En Organizando Trans Diversidades, OTD Chile trabajan en esto desde 2014 y desde este año surgió un grupo de encuentro de familiares (GEFF) que se reúne mensualmente para hablar y compartir sus experiencias de tránsito.
Encuentro de familiares
El pasado 8 de septiembre se reunieron por cuarto mes consecutivo familiares de personas que transitan de género. En total 15 adultes llegaron a la sede de la organización para hablar sobre las experiencias trans de sus hijes o nietes. Hay una abuela, cuatro papás y diez madres.
La reunión comienza con la presentación de una de las impulsoras de la iniciativa, Jimena Norambuena, socia fundadora de OTD Chile y madre de una persona trans de identidad no binaria, o sea, que no se identifica ni como varón, ni como mujer. Jimena da la bienvenida y luego toma la palabra la orientadora familiar, Jessica Lillo, que voluntariamente asesora y guía el taller.
Jessica comienza con la dinámica de presentación, una lana imaginaria que se lanza de un lado a otro. Cada une comienza a contar por qué está ahí. El tema de este taller es el papel que juegan las familias cuando algune de sus integrantes es trans. “Vengo por mi hija Antonia, que hace 3 semanas es Mati y recién estoy entendiendo”, dice una de las madres.
Llegué tratando de entender, uno puede abrir su mente, hoy me siento más fuerte, siempre lo vi así, él encontró paz aquí, mi hijo de alma es trans, era hija y ahora tengo un hijo, lo supe hace poco, hay cosas que me dan un poco de susto, supe hace 4 semanas, quiero saber, quiero aprender, hay que salir de lo individual, tenemos que unirnos, ahora está feliz, quiero que tenga un mundo más abierto y amoroso, este es mi refugio, nosotros también estamos en tránsito; son algunas de las frases que surgen en la primera dinámica.
La primera pregunta planteada en el taller fue ¿qué les pasó cuando su hije dijo que era trans? “Me sentí sola”, dijo de la primera mamá que tomó la palabra. Sus familiares se alejaron y la juzgaron por dejar que su hije viviera su identidad. “Si no dejo que lo respeten dentro de mi hogar, cómo espero que sea afuera”, fue su reflexión final.
“Creí que se le iba a pasar”, dijo la segunda mamá, quien reconoce que el proceso más duro fue tratar de evadir la realidad. El día del taller había cumplido una semana de contárselo a su familia. Armando, uno de los organizadores del taller y socio fundador de la Asociación, habla del “shock” que significa que une hije comience a transitar de género.
“No te das cuenta de lo duro que es porque nunca fuiste cuestionado”, cuenta, mientras proyecta en la imagen de una escalera donde se muestran los diferentes espacios de discriminación: familia, amigues, espacio público, etc. Destaca cómo el cuestionamiento, la indiferencia y la negación son parte del peso de vivir con una identidad trans actualmente en Chile.
Entonces ¿qué hacer? Armando describe los diferentes instrumentos jurídicos y normativos que actualmente existen en nuestro país. La circular 21 del Ministerio de Salud, la 0768 del Ministerio de Educación, etc. Aunque de poco valen en espacios poco inclusivos. Una de las madres cuenta que su hije fue quien habló con les adultes del colegio. “Tuvo todo el apoyo. Mi hijo siempre fue igual, aunque estuvo escondido”.
Muy diferente fue la experiencia de otra familia, que incluso llegó a la Superintendencia de Educación luego de que el colegio se negara a respetar su identidad. Recibió el apoyo necesario y hoy su hije es llamado por su nombre social. Se confunde a ratos y una de ellas, Jacqueline, participante de la unidad de educación y capacitación de la Asociación, OTEDUCA, se apura en corregirla.
La invita a hacer un ejercicio de pronunciamiento. “No da lo mismo cómo nos llamen, es el primer paso del reconocimiento”, explica Jessica, quien guía el taller. Pronto surgirá la pregunta por el pasado, la historia y las fotografías. “Hay que entender que son la misma persona”, explica, y la necesidad de tender puentes hacia un acuerdo. “Todas las personas siempre decidimos sobre nuestra historia, pero cuando eres trans eso se hace más evidente. Siempre estamos haciendo una revisión y contando una parte”.
Luego de un break, que incluye champaña y brindis porque la Ley de identidad de género finalmente pasó a su último trámite en el Congreso, les familiares comparten una torta, fuman, conversan y se ríen como si fueran parte de un grupo de conocides que se reúne un sábado por la tarde.
Cuando llega la reflexión final todes están más relajades pero con las emociones más vivas. Aparecen las primeras lágrimas. “Soy más que una mamá de una niña trans”, dice Karin que lleva años de activismo por la identidad de su hija. “Soy una mamá que ama y lo único que me importa es que sean felices”, dice otra.
“En el fondo es el amor, si nos conectamos con eso ya estamos cumpliendo”, dice Armando. Otra mamá agradeció el espacio donde siente que no está caminando sola. Luego cada une toma un pequeño espejo con el que se debe mirar y ver a les demás para entender que, a pesar que el camino es largo y difícil, están acompañades. Entendiendo que uno de los mayores problemas para las personas que transitan de género está en la sociedad y no en sí mismas.
Grupo de familiares de personas trans
El Grupo de Familias y Familias Extendidas, GEFF, surge por la importancia y la necesidad de construir un espacio de acogida, acompañamiento y vinculación entre las familias trans, explica la orientadora familiar Jessica Lillo, quien entrega una guía técnica a les mapadres que lo conforman.
Este grupo autoconvocado de familiares, que se convirtieron en activistas de la causa trans por sus hijes, también entrega consejería a otres familiares. “El objetivo es acompañar a la familia en el tránsito, liberándola de las culpas, los miedos, los mitos y prejuicios, para que puedan dar lo mejor de sí y acompañar a sus hijes en el proceso de tránsito”, explica.
“La revelación de la identidad trans desencadena dos procesos: uno que es propio de la persona trans y el otro que es de la familia, esta última, a su vez, deberá resolver la aceptación de le niñe trans y la asimilación de la nueva realidad. En este proceso, generalmente, la familia se tensiona y surgen los miedos, los mecanismos de defensa como la negación y sentimientos de culpabilidad y de pérdidas”, dice.
Para esto, aprovecharon la riqueza interna de la organización y la experiencia exitosa de familiares que conviven respetuosamente con la identidad trans de sus hijes. “La consejería entre pares -entre personas iguales que comparten una realidad común-, es una estrategia que permite instalar un diálogo horizontal, donde las personas comparten un sentir y una experiencia de vida común, como lo es la infancia y/o adolescencia trans. Su ventaja fundamental está en la profundidad y cercanía de la conversación logrando contribuir a disminuir la angustia, entregar información y apoyo a quien consulta”.
En 2016 convocaron a 8 mapadres a un taller de formación, basado en modelos de la Educación Popular para adultos y con una metodología participativa. En total fueron 8 horas donde definieron qué es la consejería; aprendieron de consejería familiar, además de técnicas y habilidades básicas de la comunicación; hicieron un taller práctico de consejería; y cómo practicar el autocuidado, que estuvo a cargo de Facundo Ríos Velásquez, actor y formador de consejeras y consejeros sobre VIH/SIDA.
Jessica, ¿Cuál es la importancia de este trabajo para la acogida de las personas trans?
Una familia que se mira, que reconoce sus debilidades y fortalezas, que hace esfuerzos por comprenderse y aceptarse como familia trans, que busca información y apoyo tiende a fortalecer sus relaciones y vínculos familiares, lo que beneficia a sus hijes trans. Les entrega seguridad y espacios protegidos. No se requiere tener o ser una súper familia o una familia perfecta, eso es sólo utopía. Las familias las componen personas comunes que por diversas razones y proyectos de vida están juntas.
Lo que diferencia a las familias con personas trans de una familia cisgénero es su capacidad de reconocerse como tal, comprendiendo que el tránsito no sólo es de la persona trans, sino que también involucra a cada una de las personas que integran la familia, generando cambios profundos en la aceptación ya sea hacia su hije, hemane, madre o padre trans y el reconocimiento de la identidad de género como un Derecho Humano.
Si quieres asistir o necesitas orientación escribe a [email protected].
Texto: Cristina Soto Quiroz