Publicado en Project Syndicate
Durante el 26 de octubre de 1996 un pequeño grupo de activistas se manifestaban en Boston, Estados Unidos en las afueras de una conferencia de la Academia Americana de Pediatría. El objetivo era llamar la atención al hecho de que se realizaban cirugías cosméticas de manera rutinaria en recién nacidos y en niños intersexuales. Hoy en día se celebra el día de la visibilidad intersex el 26 de octubre de cada año.
En 2017, y para conmemorar este día, el activista intersexual Pidgeon Pagonis lideró una protesta en las afueras del Hospital infantil Ann y Robert H. Lurie Children’s en Chicago. Hace más de una década, doctores de este hospital realizaban intervenciones quirúrgicas innecesarias para alterar el clítoris, la vagina y las gónadas de Pidgeon sin su consentimiento. Para Pidgeon y para otras personas presentes, la protesta era política y sumamente personal.
Anticipando la protesta, el Hospital emitió la siguiente declaración pública: “Estamos dispuestos a mantener un diálogo abierto con la comunidad intersexual y respetamos totalmente la diversidad de opiniones que sostienen los individuos afectados”. Sin embargo, un comunicado interno filtrado del hospital muestra un comentario muy distinto. En este, el departamento de relaciones públicas del hospital describió a los manifestantes como defensores de “una postura extrema en relación a los problemas con respecto a las personas intersexuales”.
Estos mensajes son contradictorios, ya que el primero expresa una voluntad para dialogar, mientras que el segundo cataloga a los defensores intersexuales como extremistas. Pero, en su conjunto, los mensajes conflictivos revelan algo de los supuestos subyacentes acerca de las cirugías en los niños intersexuales. Más precisamente, ellos han puesto de manifiesto el por qué los doctores continúan realizando procedimientos médicos innecesarios y de alto riesgo en niños intersexuales, los cuales son muy jóvenes para dar su consentimiento, aun cuando la práctica ha sido controversial por décadas dentro de la comunidad médica.
La cirugía que se realiza en la mayoría de los niños intersexuales es cosmética: su objetivo no es garantizar las funciones corporales adecuadas para las necesidades médicas, sino que hacer que la apariencia del cuerpo esté en línea con las normas de género establecidas. El objetivo es eliminar la ambigüedad de los caracteres sexuales y producir hombres y mujeres con caracteres sexuales masculinos o femeninos típicos. Por supuesto, algunos doctores justifican estos procedimientos en términos de bienestar psicológico. Ellos sostienen que la cirugía es una intervención necesaria para niños con características ambiguas de sexo, los mismas niños quienes, de lo contrario, podrían tener problemas para encajar con sus pares. También mencionan que al hacer esto, ayudan a los padres pues les entregan un niño de aspecto “normal”. Es más, la página web del hospital infantil Lurie Children’s aconseja realizar cirugías para “disminuir el tamaño del clítoris” para así “ayudar a corregir la anatomía de niñas”.
Los activistas intersexuales argumentan que las actitudes sociales y las prácticas médicas (no sus cuerpos) son el problema. Al igual que los homosexuales, lesbianas, bisexuales y personas transgénero, los intersexuales también sufren el estigma y discriminación, lo que los une en la causa LGBTI. Hace no mucho, la “terapia de reorientación sexual” para las personas no heterosexuales (que veces, incluían sesiones de terapia por electrochoque) era una práctica común y aceptada. Hoy las personas transgénero aún reciben diagnósticos médicos que patologizan su identidad de género.
Experiencias pasadas demuestran que las actitudes sociales, no los individuos, necesitan cambiar. Se debe considerar el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y la Bifobia, que se celebra el 17 de mayo de cada año para conmemorar la decisión que tomó la Organización Mundial de la Salud en el año 1990 de eliminar la homosexualidad de la lista de trastornos mentales. Esto cambia los consensos médicos pues requerían de un cambio cultural generalizado para la comprensión de la homosexualidad como una variación natural de la experiencia humana.
Asimismo, ya es de conocimiento que los cuerpos intersexuales son una variación natural en una amplia gama de tipos de cuerpos. Teniendo esto en consideración, no debiésemos permitir la realización de intervenciones quirúrgicas obligatorias en cuerpos de niños que son demasiado jóvenes como para hablar o entender lo que les ocurre. Esto se aplica especialmente a médicos que realizan cirugías cosméticas a infantes intersexuales. Son estos mismos médicos quienes deben reflexionar y examinar sus suposiciones culturales que gobiernan sus opiniones médicas.
Para entender como este cambio cultural puede suceder es beneficioso ver este problema desde una mirada antropológica, esto invita al estudio de otras sociedades y a la observación de nuestra propia cultura bajo una perspectiva diferente. Al hacer esto, lo que parecía extraño de otra cultura se vuelve familiar y comprensible, mientras que otros aspectos de nuestra cultura que nos parecía normal, podría parecernos extraño.
La manera en que las culturas lidian con la ambigüedad y la anomalía es el problema central de la investigación antropológica. En muchas sociedades, el cuerpo de las personas intersexuales desafían las suposiciones culturales sobre el género y el sexo; sin embargo, hoy existe mucha más información sobre esta problemática y con ella podemos examinar de manera crítica estas suposiciones y adaptar nuestras suposiciones o podemos insistir en que los individuos se deben ajustar las normas culturales existentes y a las expectativas sociales.
El paradigma médico actual sigue justamente la segunda opción; sin embargo, esto cambiará pronto. Expertos en la materia pertenecientes a Médicos por los Derechos Humanos, la Organización Mundial de la Salud, el Observatorio de Derechos Humanos, el consejo directivo de la Asociación Médica Estadounidense junto a otros grupos de derechos humanos sostienen que solo los individuos intersexuales, esto es, ni los padres ni los médicos deben decidir sobre si la persona debe someterse o no a cirugía.
El pasado octubre en las afueras del hospital en Chicago, Estados Unidos, manifestantes sostenían pancartas con mensajes tales como “Educa, No Operes” y “Nuestra posición «extrema»: en primer lugar, no hacer daño”. Los participantes de la protesta estaban en lo correcto pues respetar la diversidad no es una idea extrema. Lo extremo es la posición de que los cuerpos intersexuales necesiten convertirse en cuerpos “típicos” a través de intervenciones quirúrgicas sin ningún tipo de dialogo con las personas que habitan esos cuerpos.
Les haría muy bien al hospital infantil Lurie Children’s junto a otros hospitales reconsiderar lo que están haciendo. Cuando miremos hacia atrás en el tiempo en relación a este problema, será muy claro quienes —los cirujanos o los manifestantes en las afueras del hospital— tenían la razón.